lunes, 29 de septiembre de 2008

Aniversario de una huelga frustrada

Hace ya un año que me planteé si realmente existe el derecho a la huelga. Parece ser que en algunos casos no.
Pero después de un año los motivos de tan descabellada ocurrencia siguen intactos (ver noticia). Y qué mejor manera de celebrar este digno aniversario que con un breve romance que inmortalice el acto. Pues ahí va:

Romance de una huelga frustrada

A una oficina del ayuntamiento
me marché un día, a trabajar ufano.
Mas todo lo encontré desordenado,
no quedó nada, ni siquiera asiento.

De pronto me dejaron sin despacho,
nada que hacer, ¡menudo aburrimiento!
Para mi jefe aquello era un tormento:
- ¿Dónde coloco yo a este mamarracho?

La concejala vino en mi socorro
y me ofreció su noble alojamiento.
Pero que esto te sirva de escarmiento,
siempre serás aquí el último mono.

Mas el poder a mí no me amilana,
que el currante también tiene derechos.
A mi jefe una huelga le prometo,
y él se ríe delante de mi cara.

- Si la haces te quedas sin trabajo
y yo me quedaré aquí tan campante.
Como él es socialista, e importante,
me quedo mudo, triste y cabizbajo.

La ley y el sindicato sirven poco,
la democracia es una bagatela,
pero aprendí de toda esta quimera
que el que se mueve, no sale en la foto.

El jefe pronto recibió su premio.
Joven y progre, aunque algo incompetente,
el partido lo nombra dirigente.
Ahora es el delegado del gobierno.