sábado, 10 de mayo de 2014

El gran debate de la sexta (elecciones europeas 25 de mayo)

Tras ver el famoso debate he de reconocer que no me ha sorprendido nada. Presentía lo tedioso e insustancial que ha sido, pero la curiosidad, casi siempre, es un vicio insano. Voy por partes:

PP: Cuando no se tienen argumentos es difícil salir airoso, y si añadimos que el personaje ha sido Pilar del Castillo, que no creo que nadie se atreva a presentarla como una oradora avezada y curtida en el cuerpo a cuerpo, el resultado estaba cantado (patético su primer minuto, consumiendo el tiempo para cubrir, con vaguedades, solo 3 preguntas de una batería de casi 20, sabiendo que es más útil quedar como gilipollas que como mentirosa, y así no tener que pringarse en nada). La herencia recibida y los grandes logros que nos están cayendo, eso es todo. La misma canción de siempre. El problema es que hay canciones que nunca me cansaré de oír (Paco Ibáñez, Bob Dylan, Leonard Cohen...), pero otras no resisten ni la primera audición. Ahora mismo imagino a Cañete, en esta versión de papá pitufo que se han inventado, cantando los pajaritos, con acordeón y todo. Pero el gran rédito que el PP saca de este debate no es obra de Pilar del Castillo, es obra de lasexta, pero eso lo dejo para el final.

PSOE: Como siempre que oposita, aparece ante nuestros ojos la versión más bolchevique del neoliberalismo con rostro humano, que es el gran invento de la dupla González-Guerra. El problema es que hasta el producto que presentan aparece como una mala copia. Ese Jáuregui encorbatado y con rostro de cartón-piedra (los años no pasan en balde)... Puestos a presentarse de nuevo como la vanguardia del proletariado, me hubiese gustado mejor la versión original. Tienen a Guerra todavía de servicio (González está absorto en la joyería), y D. Alfonso seguro que aún conserva su camisa de cuadros y su chaqueta de pana. Eso sí hubiera sido creible, y con el verbo que gasta se los hubiera merendado a todos, empezando por Inda, el superdetective. Pero no era necesario, porque el trabajo sucio corre a cargo de la sexta, lo veremos.

IU: ¿Se puede estar dedicado a la política durante 40 años y no aprender nada en ese tiempo? Si, se puede, e IU es un buen ejemplo. Jugar al mismo juego que PP y PSOE, y con las cartas marcadas, para lo único que sirve es para perder siempre (¿se atreverá algún día a no participar en estas farsa, a denunciar que faltan candidatos? ¡ah no! que entonces tocamos a menos). Por eso no ha llegado ni a ser el invitado incómodo de la fiesta, esa mosca cojonera que todos quieren que se marche pronto, pero al que no pueden echar directamente, más que nada para no levantar sospechas. Señores de IU, hay millones de ciudadanas/os (en Madrid nos juntamos 1 y medio, a ojo de buen cubero) que están hartos de esos que estaban sentados en ese falso debate, y que necesitan decirle a la cara que son unos mangantes, que se tienen que ir antes de que los echemos. Tuviste una oportunidad, como la que le ponían a felipe II, y la dejaste escapar. Pues que recuerden el tema completo de Los Secretos, con aquello de "Déjame, ya no tiene sentido, es mejor que sigas tu camino, que yo el mío seguiré, por eso ahora déjame. No hay nada que ahora ya, puedas hacer porque a tu lado yo, no volveré, no volveré". El tema no decía nada más, pero con eso ya decía bastante.

UPyD: El papel de UPyD ha sido el de simple figurante, y tampoco ha querido salirse del juego de pp-psoe porque ese es el juego al que aspiran. Y, para colmo de males, Mayte Pagazaurtundua se ha despistado en el minuto de oro (el último, destinado a pedir el voto, esa patética y rancia costumbre que lo único que demuestra es que consideran al pueblo como a un idiota -y probablemente lo seamos- que no sabe discernir y que por eso necesita que sea el propio candidato quien le explique las razones que deben gobernar sus actos. Lo dicho, la imbecilidad personificada), y se le ha acabado el tiempo con la palabra en la boca. Si, al menos, hubiesen llevado a Toni Cantó el twiter todavía estaría echando humo.

EL DEBATE EN GENERAL Y LA SEXTA EN PARTICULAR: Hay que acotar el terreno de lo posible (PP-PSOE-IU-UPyD). Si seleccionamos convenientemente la agenda tenemos más de la mitad de la guerra ganada (esto de la selección de la agenda es algo que estudia la sociología de los medios de comunicación, investíguenlo quien tenga interés o pregunten a periodistas, pero de los que saben lo que es el periodismo) y, en este terreno, la sexta está desarrollando un trabajo ejemplar. Primero presentaros a los grupos minoritarios (qué susto se van a llevar cuando les ganemos), y ahora presentan a los peces gordos (gordos por el volumen de deudas bancarias para sus campañas electorales). Aparentemente todo muy democrático (bueno, si, pero de la democracia que se inventó el borbón), todo muy igual (brillante el detective Inda repitiendo, aunque en versión reducida, el examencillo sobre europeísmo. Tamaña gilipollez solo puede ser el invento de un gilipollas) pero, en el fondo, radicalmente diferente. Los partidos extraparlamentarios (con el añadido de Compromís) los colocamos en un programa tipo, como una sección más, y al final del programa, a unas horas en que ya se ha dormido hasta el gato. Y sin que haya debate, unas preguntitas, que respondan, y a su casa, que ya hemos cumplido. Pero hoy no, hoy empezamos con lo importante, con los salvapatrias, y con otro formato, más extenso y en el que se puedan aparentar disputas (de algo tendrán que hablar los medios al día siguiente).
Pero el efecto de todo esto es perverso: se presenta un panorama político en el que hay dos grupos claramente diferenciados. Uno que es el importante, que merece un tratamiento más noble, y para el que necesitamos 4 partidos y poder escenificar un 2+2. PP y UPyD sentados en un lado, y PSOE e IU en el otro. Unos a la derecha del espectador y otros a la izquierda. No hacen falta muchas más explicaciones. Así se consigue 1) diferenciar PP y PSOE (que interesa que no sean lo mismo), y 2) asimilar PSOE e IU (que interesa que sean lo mismo). Con lo primero se envía un mensaje a quienes están entre PSOE y PP (no quiero decir que exista un espacio entre esos 2 partidos, me refiero a quienes están dudando entre votar a uno o a otro), ¿qué mensaje?, "castiga al gobierno, vota PSOE". Y con lo segundo se envía otro mensaje a quienes están entre PSOE e IU (en el mismo sentido anterior), ¿qué mensaje?, "vota útil, vota PSOE".
Termino con algo de teoría (deformación profesional): la propaganda tiene un mecanismo sencillo. Consiste en emitir dos mensajes juntos, uno es el mensaje evidente (manifiesto) y suele venir mediante palabras, el otro es el mensaje oculto (latente) y suele venir mediante imágenes. Las palabras las procesamos en el cerebro mediante mecanismos más lentos que los que usamos para procesar imágenes. Esto hace que mientras recibimos el mensaje manifiesto no somos conscientes de recibir el mensaje latente. En el caso que me ocupa, el mensaje manifiesto es lo que los candidatos dicen, esos mensajes que van a servir para justificar el voto, y el mensaje latente es el encargado de situar a cada partido en una determinada posición espacial. La imagen mental que construimos es fruto de la representación espacial y las posiciones ocupadas en ese espacio por cada uno de los candidatos, pero creemos que las posiciones que les atribuimos son fruto de sus mensajes manifiestos, de sus programas, de lo que dicen.
En sociología del consumo se sabe que el mensaje manifiesto es el que justifica la compra, la decisión del cliente, pero es el mensaje latente el que dirige esa decisión, el que la moviliza.
Por esto es tan importante cambiar las reglas del juego, jugar con otras armas, no con las cartas marcadas que nos ofrecen.
Y por eso tienen miedo de quienes se atreven a subvertir el orden de las cosas. Y los llaman subversivos, porque realmente lo son.
Quien no quiera ser subversivo que no lo sea. Tampoco está tan mal ser la voz de su amo. Y voten al PSOE, o al PP, qué mas dá. O mejor aún, voten a UPyD, si siguen subiendo igual un día nos encontramos de presidenta a Rosa D. y de vicepresidente a Toni Cantó. Entonces sí que nos íbamos a reír.

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